Michel es originario de Nogaro, una pequeña población de la región francesa de Midi-Pyrénées. Su madre, Pierrette, era una mujer extraordinaria cuya infancia estuvo, como tantas otras, marcada por los efectos de la guerra. Cuando cocinaba maravillaba a familia y amigos con versiones propias de recetas tradicionales. Su interpretación de las tourtières (pequeño pastel con mantequilla y armagnac) era reconocida en toda la comarca. Alentada por su entorno, abrió un restaurante cuando su tercer hijo, Michel, tenía 20 años y era estudiante de Medicina. Pierrette pronto vió cómo a su joven retoño le atraía más ponerse el delantal que la bata blanca y cómo leía y repasaba recetarios y relegaba los libros de anatomía. Convencida de su potencial, llamó a la puerta de Alain Ducasse para que acogiera a su hijo en prácticas. Su paso por la casa de Ducasse supuso el punto de inflexión que marcó el inicio de su brillante carrera profesional.
Tras recalar en otras cocinas, Michel abrió, en 1995, su restaurante homónimo en Toulouse, a 2 horas en coche de donde nació. Un año después, obtuvo una estrella Michelin. En 2003 recibió la segunda, que ha revalidado desde entonces, temporada tras temporada.
Michel y yo nos conocimos a mis 20 años. Quería completar mi formación trabajando en los restaurantes con estrella de Toulouse. El suyo estaba en la lista. Pasé once meses allí y, francamente, en ese periodo, apenas hubo conexión entre nosotros.
Ambos seguimos nuestro camino cuando, 3 años después, nos reencontramos y, ahí sí, surgió la química profesional y personal. Desde entonces somos íntimos amigos. Su amistad es un regalo para mí. Michel es un espejo para muchos de nosotros. Luchador nato, serio, honesto, pausado y carismático. Su rincón en el mundo es Ibiza, isla a la que se escapa cuando puede pilotando él… el avión !. Su debilidad son sus hijas. Una de ellas, Emma, da nombre al restaurante que compartimos aquí, en Barcelona, desde hace más de un lustro.
Tras años de continuado esfuerzo y trabajo, Michel está en su momento más dulce. Desde que ha participado como jurado en las últimas dos ediciones de Top Chef France se ha convertido en alguien muy popular en todo el país galo. Le reclaman de múltiples medios y lugares. En este programa enseguida sedujo a la audiencia. Ya desde el primer capítulo se erigió con el “título” de “jurado más simpático” de todos. Más que simpático, diría que es empático y cercano. Con tal exposición mediática más de uno se mantendría en su inaccesibilidad, ajeno a la realidad. Michel no. Sigue trabajando con la misma humildad y el mismo espíritu de superación que tenía cuando ayudaba a su madre, Pierrette, en los fogones.
Hace unos pocos días, fui a su restaurante de Toulouse para visitar su recién renovada cocina. Es un espacio con tecnología punta y diseños de formas redondas y orgánicas. Un look bastante revolucionario que, seguro, marcará precedente y que, además, le reportará (muchos más) futuros éxitos. Éxitos (los conseguidos) de sobra merecidos que son un orgullo para los que le somos próximos y de los que todos nos alegramos inmensamente. Michel, ma biche, tu es le meilleur !!.
Muchísimas gracias por leernos, muchas gracias por su confianza.
Un fuerte abrazo,
Romain Fornell y todo el equipo