Hoy les hablaré de la mesa que está dentro de la cocina de Caelis. El lugar que empezó siendo un pequeño despacho donde probábamos los platos y que, cuando hicimos la remodelación de Caelis, lo transformamos en “la mesa del chef”.
Desde esta mesa, el cliente ve, de primera mano, cómo se desarrolla todo: cómo se cocina, cómo se revisan platos antes de servirse, cómo se marchan las comandas…personal de sala y cocina trabajando bajo la mirada de los comensales pero manteniendo, cada uno, la concentración, olvidando, a menudo, que el cliente está allí. Sin filtros. Es, también, lo que más aprecian quienes vienen: participar del servicio sin ser muy percibido.
A destacar que está a disposición de todos los clientes y que no tiene coste adicional. El único criterio aplicable, el de orden cronológico: es para quien primero la solicita en ésa fecha. La capacidad es para hasta 6 personas.
A lo largo de los últimos años hemos tenido todo tipo de casuísticas de reserva en la mesa: los que lo han visto en la web y nos escriben con meses de antelación desde otros países; los que vienen en pareja y, después, repiten con familiares y, a continuación, repiten con compañeros de trabajo; clientes que suelen estar en sala principal y, ante una celebración especial, la requieren….
En numerosas ocasiones ha sido el lugar donde hemos recibido a amigos con los que he compartido mesa y velada. Muchos de ellos, procedentes de la restauración y del deporte, buscan la privacidad y la complicidad del espacio. Algunos de los que han pasado han sido el chef Bernard Bach; Ugo Mola, entrenador de rugby del Stade Toulousain; Romain Grosjean, piloto de F1; Laurent Labit, co-entrenador del Racing 92; mi queridísimo Nikola Karabatic que venía a menudo durante su etapa en el FC Barcelona Handball (ahora juega en el PSG). De hecho, Nikola y otros amigos aparecen, en esta mesa, en el programa de TF1, “Un año en Barcelona”, que se emitió el pasado mes de abril en dicha cadena francesa.
Otra visita que tuvo bastante trascendencia fue la de Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, y de su esposa, Priscilla, en febrero de este año. Permítanme que les diga que su sencillez, su proximidad y simpatía, nos cautivaron desde que cruzaron el umbral de la cocina. A lo largo de estos años he tenido la suerte y el privilegio de compartir experiencias con diferentes personajes relevantes. Algunos de ellos quieren cercanía pero, su entorno y/ o circunstancias personales, no les permite mostrarse como son. Todo lo contrario que los Zuckerberg. Ambos se sentaron en la “mesa del chef” con el único objetivo de pasar un rato agradable y ser partícipes, desde su posición, de lo que sucedía tras los fogones. Ninguna petición especial, ningún postureo. Hablaron con varios miembros del equipo, se interesaron por diferentes platos y técnicas. Por mi parte tuve la oportunidad de conversar con ellos sobre distintos temas de manera distendida, sin restricción alguna. Así, cuando, por un momento, uno se da cuenta que está departiendo, con la mayor naturalidad, con la persona que ha cambiado, para siempre, la manera en que nos relacionamos en nuestra sociedad y que sigue trabajando en la consecución de nuevos paradigmas… ¡un servidor se siente dichoso y feliz por haber elegido esta profesión!. Debo añadir que su esposa, Priscilla, es verdaderamente encantadora. A todos nos sedujo su naturalidad y su ángel. He leído que ella es la principal impulsora de la vertiente más filantrópica de la pareja. En mi humilde opinión, forman un tándem perfecto. Desde esa noche, tienen en mí a un gran admirador de ambos.
La visita del fundador de Facebook y de su mujer provocó que durante las siguientes semanas recibiéramos emails pidiendo “la mesa donde cenó Zuckerberg “; en otros, reservaban adelantándonos que querían el “menú que degustó Mark” (literal).
En fin ! Una mesa, la del chef, que ha sido testigo de multitud de historias y anécdotas, sorpresas, risas, emociones….y en la que nos gusta recibir a todos aquellos clientes que lo deseen.
Muchas gracias, por leernos y la por la confianza.
Un fuerte abrazo,
Romain Fornell y todo el equipo